No creo en ella, pues esta es automática.
No creo que haya nadie en este universo
que sienta lo que siento
hoy por ti.
No creo en ella, si existiera, adiós informática.
No creo que exista nadie tan perverso
como para explicar el porqué
de ti sin mi.
Y no se el porqué, se quedó en quizás.
Ya ni se lo que me dices,
y después de todo,
Hoy no comeremos perdices.
Como un mural (wonderwall)
como las cosas que cuestan asimilar
como esa fragancia tan natural.
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