Aire puro, rico en oxigeno,
de las altas montañas nevadas,
brisa que refresca... vivo,
brisa que impulsa a las aladas.
Agua cristalina y transparente
de las cálidas aguas caribeñas,
pequeños reflejos de algo inerte
muestran su belleza interna.
No es amarilla, es Luz blanca
que proviene de los astros mas lejanos,
celestial, divina y cálida,
para cegarme al ver a los cercanos.
Fuego, no de el inframundo, sino de pasión,
lleno de vida en plena combustión,
quemando a su paso todo,
incluido él...
el inombrable.
No, no lo diré,
pero lo conquistaste.
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